Que una disputa no dañe una gran amistad
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La fragilidad de la amistad
De hecho, en la amistad, existen múltiples situaciones que pueden volverse conflictivas.
El valor que le damos a nuestros amigos hace que siempre esperamos lo mejor de ellos y es en ese caso en el que deseamos, con todas nuestras fuerzas, que seamos correspondidos por nuestro amigo. Pensamos que debido a nuestra gran amistad que tenemos con ellos, debemos de esperar una respuesta siempre positiva a nuestros pensamientos y acciones.
No puedes negarme que nunca te has sentido usado o engañado por una discrepancia con un amigo. Intenta recordar una situación en la que te enojaste con tu amigo y antes de seguir pensando en que tu amigo actuó mal, respira por un instante y ponte en su piel. Empatiza y piensa como tu amigo e intenta volver a la situación.
Tus amigos son como árboles. Crecerán a tu lado y echarán raíces contigo pero, si los sacudes y no les das cariño terminarán por abandonarte. Una pequeña disputa no puede acabar con tus raíces, recuerda respirar para entender y ponerte en el lugar de tu amigo.
Recomendaciones útiles
Para evitar dañar esa amistad sigue algunas pautas que te vendrán muy bien.
Sé prudente al decir las cosas. A nadie le caen mal unas cuantas verdades, pero luego sonríe. No seas frío. Haz que vea que de verdad le importas. Demuéstrale que realmente te preocupas por él. Generará confianza y, recuerda, tus amistades serán como grandes árboles que echan raíces profundas.
Al final, si algo causó una disputa, discúlpate. Los buenos amigos saben perdonar. Una actitud orgullosa derivará en dos posibilidades:
- Positivo si es un sentimiento de satisfacción hacía alguien que uno considera meritorio. Ya sea que te sientas orgulloso por alguien cercano, mereces toda la atención de los demás.
- El orgullo vanidoso, que te aleja de los demás. Nadie se sentirá cómodo con lo que obtienes.
Si diste tu palabra, cumple. No hay situación más incómoda que parecer un político con falsas promesas que nunca se materializan. Se agradece mucho el contacto físico. Regala abrazos y sonrisas. El sentido del humor aumenta tus emociones. Un día serás el dador y otro, cuando te sientas decaído, el receptor. Un amigo es incondicional.
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