Cualidades de una amistad verdadera.
La amistad se demuestra en la preocupación por el amigo, interesándose por su bienestar, por sus problemas y logros. Recordemos la frase de Cicerón que dijo: «Sólo en el peligro se conoce al verdadero amigo».
Un amigo es el que está en todo momento, el que te levanta cuando estás decaído. Es en la turbación donde la amistad se pone a prueba. Se da en distintas etapas de la vida y en diferentes grados de importancia y trascendencia. Nace cuando las personas encuentran inquietudes comunes. Hay amistades que nacen a los pocos minutos de relacionarse y otras que tardan años en hacerlo. La verdadera amistad dura toda la vida. Por esto procura reunirte, comunicarte o convivir con él.
Mensajes para tener un amigo.
Respeta al amigo tal como es. Dejarle que tenga plena libertad de actuación y no pretender jamás adueñarse de su voluntad. El amigo encuentra al amigo en pie de igualdad. Ninguna forma de amor respeta tanto la libertad del otro como la amistad. Sinceridad y franqueza. El amigo es alguien en quien se confía siempre. La mentira, la doblez y la traición acaban al instante con cualquier amistad por firme que haya sido.
Generosidad y donación de sí y de lo que se posee, pero de forma natural y espontánea. La camaradería se ubica en el mundo de los sentimientos altruistas y sinceros.
Aceptación de fallos, defectos y limitaciones, sabiendo disculpar y perdonar de la misma forma que uno desearía ser perdonado y disculpado por el amigo.
Señales que indican que tienes una amistad verdadera
El apego llega como un fuerte impulso de interés, simpatía y sentimientos de afinidad con el otro y se sigue afianzando a través de encuentros inesperados y enriquecedores.
La amistad verdadera, como todo lo auténtico, no es ni fugaz ni engañosa; tiene vocación de futuro; por eso suele decirse que un buen amigo lo es para toda la vida.
La amistad, además de estima y admiración, es amor y, sobre todo, benevolencia. El amigo ve lo que somos y nos ayuda a ser nosotros mismos. «Sólo el amigo nos ve por aquello que somos»